jueves, 2 de enero de 2014

También hay momentos duros.

Obviamente, no todo es alegría y maravilla. Aquí también hay momentos duros, y muy duros.

No me refiero a cuando hace mucho frío, que lo hace, a cuando no para de nevar durante días, a cuando sales a conducir sabiendo que bastante gente lugareña con sus coches mastodónticos se sale por las cunetas. Eso son curiosidades.  Aquí ya me he tomado la fama de ser un optimista. A todo le saco un lado positivo, curioso,… algo que le quite hierro.

De estos temas solo voy a comentar dos cosillas. La primera es lo que aquí llaman la “freezing rain”: la lluvia helada. Nos pasó una noche que la temperatura era "bastante buena", sólo ‑7ºC. Estábamos cenando fuera y vimos por la ventana que estaba lloviendo. La verdad es que Lurdes y yo no le dimos más importancia: cosas raras del tiempo en Canadá. Parece ser que masas de aire cálido a cierta altura hace que la nieve se convierta en agua, llueve y al entrar en contacto con el suelo a esas temperaturas bajo cero, el agua directamente se congela (tengo que confirmarlo por ahí). Nos dimos cuenta del problema al poner el pie en la calle después de cenar. Primer paso, primer resbalón. Segundo paso, segundo resbalón. Todo era hielo. Había que conducir a 20 km/h, y aun así, al llegar a los semáforos, a veces era imposible frenar. Coches cruzados, zonas de la ciudad intransitables… conduces sin saber ni cuándo ni dónde se te va a ir el coche!


Queen Elizabeth II highway (Edmonton con Calgary) durante una tormenta de nieve
A nivel de temperaturas, nuestro record de baja temperatura andando por la calle es ‑32ºC, que con el vientecillo, la sensación térmicas era de como ‑43ºC. Obviamente con estas temperaturas sólo puedes ir del coche al restaurante, o al centro comercial, o a tomar una cerveza, ... y de vuelta al coche, siempre y cuando aparques cerca! Lo curioso es que en casi todos los sitios tienen los aparcamientos al aire libre. Cuando en este país descubran los parking subterráneos en los centros comerciales va a ser la caña!

Lurdes preparándose para Sochi 2014 en la disciplina de ice shopping
El record absoluto en cuestión de temperaturas, pero no cuenta porque estábamos dentro del coche (de viaje) ha sido ‑34ºC. A ver cuando lo batimos!

Como he dicho antes, yo prefiero tomármelo así, como una anécdota, a ver hasta qué temperatura vamos a llegar. Pero el juego ya no lo es tanto todas las mañanas, cuando Itziar se va al colegio en autobús, y tiene que cambiar de autobús una o dos veces. La pobre se busca la vida con distintas combinaciones para intentar que los transbordos sean en paradas grandes (“intercambiadores”) calefactadas, que hay muy pocas, ya que la mayoría no tienen ni dónde resguardarse. Cierta vez preguntamos en el colegio que si en caso de mucho frío, mucha nieve, hielo...., cerraba el colegio y que cómo nos podríamos enterar. La respuesta fue sorprendente. Es raro que ocurra, pero si pasa se anuncia por las radios y televisiones locales que ese día no hay que asistir al colegio, pero todos los colegios abren todos los días. Antiguamente -seguían contando- no era así, pero se había dado el caso de días que habían cerrado, algunos niños (ya desde los 10 años suelen ir solos al colegio en autobús) que no se habían enterado del cierre, se encontraron el colegio cerrado y tuvieron problemas de congelación al tener que esperar el autobús de vuelta.

Esto, después de todo, lo veo como curiosidades de la rutina diaria. Para mí, que me ha tocado más de cerca, los momentos realmente duros son otros. Es cuando sabes que alguien a quien tienes un especial afecto y cariño está pasando por un momento muy difícil, y no puedes hacer nada por ayudarle. Sabes que su familia y la gente que le rodea están muy preocupadas y no puedes hacer nada. Desde aquí, nada. Igual allí tampoco, pero es una persona con la que tengo una extraña conexión, una rara afinidad que en ocasiones ha hecho que nos pusiéramos a hablar cuando se cerraba a casi todo el mundo. Creo que le podría ayudar, pero no puedo hacer nada.

Otro momento complicado,  fue cuando Itziar se puso pachucha, y a las 9:30 de la noche Lurdes desistió, dijo que en casa ya no podía seguir y que tocaba ir a urgencias. En esos momentos es cuando te das cuenta que estas sólo, en un país que no es el tuyo, en una sociedad que no conoces y que  tu empresa te ha soltado sin darte un mínimo de información. No sabíamos dónde ir! Lo que había cerca de casa y creíamos un hospital, no tiene urgencias nocturnas (por el día veíamos y vemos ambulancias para arriba y para abajo); debe ser un "centro de día”. Afortunadamente, un vigilante nocturno me vio algo desorientado, me abrió y me dijo dónde estaba el hospital más cercano. Luego en el hospital, tras dos horas en la sala espera, y gracias a que Lurdes es médico, pudo convencer a la gente del hospital de que Itziar necesitaba que le atendieran rápido y al final le metieron en un cuarto de urgencias.

La pobre Itzi lloró antes de ir al hospital, pero cuando se vió así entendió que su madre tenía razón
En esos momentos, sabes que no tienes a quién recurrir, en quién apoyarte, sabes que estás sólo. Aquí hay varias personas con las que hemos acabado creando un lazo algo especial y sabes que están ahí, igual que tú estarías si ellos lo necesitaran, pero es ahí cuando te das cuenta dónde estás y lo sólo que estás. Y piensas que menos mal que nos manejamos más o menos bien en inglés, que Lurdes es médico por lo que habla el mismo “idioma” que el de la bata, que no va a ver mal entendidos, que Itziar va a entender todo lo que le pregunta el medico… pero miras alrededor, y te sientes extraño, sólo.

Pero los dos peores momentos que he pasado aquí no han sido ninguno de estos. El primero es cuando me enteré del fallecimiento de José Mari. Era la primera persona a la que íbamos a ver cuando subíamos a Calahorra (el pueblo de mi familia). Algunos de los que estáis leyendo el blog le conocíais. Ya no habrá más vinos en la cafetería del Casino, ni el Oliver, ni en Las Vegas. Dos o tres semanas después me enteré del fallecimiento de Esmeralda, la madre de un íntimo amigo mío. Una de esas madres de tus amigos que te han tratado como si fueras un hijo suyo más. En esos momentos no es que estés sólo, es que estás aislado. Estás al otro lado del mundo. No puedes hacer nada. Sólo piensas en las personas que se han ido. Soy de los que cree que en esos momentos, cuando ya no se puede hacer nada, lo que hay que intentar es arropar a los que se quedan, estar al lado de ellos, sin decir nada, dándoles todo el calor y el cariño que puedes. Siempre será poco, el dolor de esos momentos es tan grande que nada hace que te sientas mejor. Pero desde aquí es imposible, todo es imposible. Te sientes inútil, impotente, frustrado. Esta ha sido la primera vez que me ha planteado si merecía la pena esta aventura. 
Desde aquí, desde tan lejos, José Mari, Esmeralda, un beso para siempre.

... y la nieve llegó (para quedarse)!!

Una  vez acomodados en nuestra casa comenzamos nuestra rutina. Itziar a su cole, al que va en transporte público, haciendo incluso uno o dos transbordos, dependiendo la ruta que elije.  Félix a su trabajo, y a veces pasando algunos días por Fort McMurray. Y Lourdes, a la búsqueda de curro, con escaso éxito, y a clases de conversación de inglés en un intento de mejorar el mismo.


Lurdes en el río de Edmonton                             Félix e Itziar en el Victoria Park

Los meses de septiembre y octubre fueron muy tranquilos en cuanto a la temperatura se refiere (entre 12 y 23ºC).  Disfrutamos de un precioso otoño, con las calles mostrando un colorido espectacualar, pero nos avisaron, llegará un día con viento, se llevará las hojas y comenzará a nevar. Quedan pocos días. Así que, aguardábamos con una mezcla de curiosidad e impaciencia el frío y la nieve, 


Un rincón cerca de casa, el otoño avanza firme


Y como no podía ser de otra forma, la nieve hizo su aparición. A principios de noviembre,  justo  en Halloween, que celebramos con los compañeros de TR.

La fiesta estuvo tan bien que vino hasta Drácula!! (sólo falto el fantasma!)
Tuvimos la primera nevada, y el termómetro sufrió un descenso, la temperatura cayó 10-12 gradetes, y comenzamos a rondar los 0º. Los días claramente eran más frescos.

Itzi en el centro: cómo ha cambiado Edmonton!!

 Los días de sol son increibles (vista de Victoria Park)  

Poco a poco el paisaje fue cambiando, comenzaban a flotar en el rio grandes bloques de hielo, preludio de la helada completa del mismo.

Bloques de hielo descendiendo por el río. Sólo faltaba un mes para que todo fuera hielo!

Finalmente a mitad de noviembre la gran nevada llegó, y esta vez sí: para quedarse. El paisaje se volvió blanco y la nieve empezó a formar parte del día a día. Hoy por hoy, sigue todo igual, a veces con más nieve, y a veces con menos, pero siempre con nieve.

La 117 Street, nuestra calle, foto justo desde el portal

 Jasper Avenue, un muro de nieve hace las veces de mediana

La verdad, después de todo, a veces quedan fotos bonitas 


Cuando sales a pasear o a comprar, sabes que será sobre la nieve, pero te acostumbras!!